¡Ya tengo báscula!

Bueno, no exactamente. Ya ha llegado al sitio donde tengo que ir a recogerla porque la he pedido por correo. En esta maldita ciudad no había en ninguna tienda.

Pero mañana por la mañana, en cuanto me levante, voy a recogerlaaaaaaaaaaaaaaa, ¡¡¡por fin!!!

Cada vez que he perdido peso en temporadas largas ha sido por pesarme a diario. Pesarme una mañana y ver que he bajado 400 gr de un día para otro me ayuda mucho a controlarme a la hora de comer ese mismo día para no perder el buen trabajo que ya he hecho. 

Igual que ver medio kilo de más en la báscula después de una noche de cenorrio y alcohol por ahí me hace ver que tengo que parar el carro. Sin báscula, estoy perdida. Ahora mismo estoy perdida. ¿Perdida? Estoy como una foca. Pero alguna vez hay que empezar. 

BÁSCULA MAÑANA, APLSKDJÑFLASKDJFAÑSDL. POR FIN. Tengo miedo por ver el número (la última vez que me pesé, en Navidades, cuando volví a casa, pesaba entre 68 y 69 y debo de estar ya, como poco, en 74-75) pero a la vez tengo ganas de verlo... No sé, para ver si así se me abren los ojos. Cuando ves que has tocado fondo es cuando te decides del todo a subir a flote de una vez. Así que... deseádme suerte para ver un número "medio decente" o al menos no mayor que 75 kg. Como sea más que eso... Pues nada, como sea más que eso me joderé y tendré que perderlo igual. 

Ay, qué ganas de básculaaaaaaaaaaa.