Hola, queridas mías.
Me voy a dar un paseíto antes de dormir, que por mucho que esté que me caiga de sueño (llevo todo el día medio dormitando por las esquinas pero sin poder dormirme cuando me he echao en el sofá para la siesta), tengo que cumplir la promesa que me he hecho de dejar pasar mínimo 3 horas después de la cena y un paseo antes de acostarme.
Mi mayor problema siempre han sido los atracones justo antes de dormir. De esos que te pones a comer dulces, y pan, y miles de carbohidratos que lo único que hacen es retener líquidos e hincharte la panza y que al día siguiente te despiertas con la barriga hinchada, super incómoda, con el sabor de lo que comiste aún en la boca y hasta con los ojos hinchados, coñe! (Sí, yo retengo líquidos hasta en los párapados, nenas).
Pero desde que dije este lunes de empezar el blog y ponerme seria seriota como otras veces lo he hecho, no he comido nada justo antes de dormir. Vale que el lunes y el martes comí galletas, vale que hoy al mediodía solo me tenía que haber comido mi ensalada y ni mirar ese huevo frito que al final sí que me lo comí... Pero he hecho un desayuno muy flojo y una buena cena (un poco de atún con berenjena cocida sin aceite), así que me lo perdono porque total, mientras mañana el número de la báscula sea un poco más bajo, a mí me vale. Y encima esa sensación de despertarse con el estómago bien vacío después de 10 o 12 horas sin meterle nada al cuerpo... Sé que para muchas de vosotras tal vez es lo normal, pero os dígo que vengo de un laaaaaargo periodo de atracones horrible, que me quedé en 62 y subí incluso a 71. Vamos, que me acostaba comiendo y me levantaba comiendo. Literalmente lo de acostarme comiendo...
Con respecto a esto último, os voy a contar una anecdotilla que me da super vergüenza porque es de gordas, pero qué coño, este blog lo tengo para decir todo lo que pienso y lo que hago sin tapujos porque sabéis que quiero cambiar y no me vais a juzgar:
Pues una noche estaba en mi pueblo con unos amigos. Bebimos cerveza, muchos litros. Las botellas de litro estaban esparcidas por la acera y fácilmente se podían contar unas 6 o 7 (de entre ellas, creo que yo sola me casqué como más de dos y media) y encima llegó después el novio de una amiga y trajo porros... Muerte mortal. No había tomado nada desde las 6 de la tarde de aquel día y cuando llegué a casa eran como las 4 y media de la madrugada. Y, chicas, no sé vosotras, pero yo cuando estoy borracha y encima fumada soy TOTALMENTE INCAPAZ DE CONTROLARME EN NINGÚN ASPECTO, Y MUCHO MENOS EN EL DE LA COMIDA, TEMA QUE NO CONTROLO NI AUNQUE ESTÉ EN MI MOMENTO MÁS LÚCIDO. Bien, me comí a dios por los pies. Me acabé el pan de molde de mi madre (que no puede comer otro y eso estuvo fatal... pero es que no había otro pan) y muchas otras cosas y al final, ya a punto reventar, voy y me cojo un cono de helado de chocolate y me lo subo a mi cuarto a comérmelo en la cama para que mi madre, que duerme abajo, no me vea ni me oiga y no me eche la bronca. Bien, pues me quedé DORMIDA COMIENDO. ME DESPERTÉ POR UN OLOR DULCE y me toqué el pelo y era el helado que lo había dejado en la almohada y se había derretido. Mi madre creyó que había vuelto tan borracha que había vomitado...
Triste, lo sé.
Se lo conté a una amiga, ella se rió. Me dijo: "Joder, nena, eres la leche, me meo contigo jajaja". Yo le seguí el rollo de risas pero me quería morir. Ya no puedo ocultar mi adicción a la comida a mis padres. De hecho me echaron una charla, pero ni siquiera enfadados, sino más bien preocupados porque ya ven que no paro de comer a escondidas todo el día (obviamente lo notan porque luego quieren comer algo y ya lo he gastado yo) y porque creen que bebo demasiado. Joder, bebo para olvidar que soy una gorda, ¿vale?
Bueno, corrijo un tiempo verbal: "no paraba de comer a escondidas". Ya no lo hago. Nunca más lo voy a hacer. Lo malo es que desde que me he puesto en serio otra vez, no he bebido. MIEDO le tengo al día que beba. Se me desatan todos los instintos primarios.
En fin, que me callo ya y me voy a andar, y si has llegado leyendo hasta el final, dios, GRACIAS! Porque madre mía, cuando me lío a contar cosas...
En fin, un besito, mis bellas damas, y muy buenas noches (por España, claro).