miércoles, 24 de octubre de 2012

Fiestas

Pues anoche, en la fiesta de cumple de una amiga, me lo pasé muy bien.
Pero ya sabéis, el sentimiento "gorda-comida-adelgazar-odio mi cuerpo" siempre está presente. Había mucha comida encima de la mesa y me gustó ver que me daba igual que estuviera allí. Quiero decir, después comí patatas fritas, chocolate con trozos de caramelo, un poco de M&Ms, pero nada de atracón, un poco por allí y un poco por allá. Lo que me hace ver que era "normal" es que no creo que comiera más que el resto de gente que allí había. Y repito, me tranquilizó mucho la sensación de no tener la ansiedad de tener que tirarme a por ese tipo de alimentos. Hasta que no pasó un buen rato no toqué nada, y ¿por qué? 
Pues porque estaba ocupada, bebiendo cerveza, hablando con la gente. Estaba a gusto, estaba entretenida, estaba tranquila, me estaba divirtiendo y además no podía ver mi reflejo por ningún lado.

A veces me doy cuenta de que, mientras llegue el día en el que por fin consiga adelgazar, necesito no ser tan superficial y también dejar que los demás no lo sean. Es decir, yo estuve ayer con mis nuevos amigos y amigas, cada uno de una nacionalidad distinta, que no me conocen de antes y que cuando hablaban conmigo disfrutaban de mi compañía igual que yo de la suya. Se notaba que estaban bien conmigo, se reían de mis bromas y yo también estaba super bien con todos. Entonces pienso que muchas veces quiero ser delgada ya no solo porque siento que esta gorda no soy yo (siempre he sido delgada, hasta los 18) y porque me siento mal, sino porque no quiero que otros me vean así porque creo que van a pensar que soy una sebosa y que cómo puedo haber llegado a tal punto. 

Pero lo cierto es que a ninguna de estas personas de la fiesta le importaba lo más mínimo lo que yo peso, o si no me vienen mis vaqueros viejos, o si tengo una papada feísima cuando me río o hago alguna mueca expresiva.

Eso por un lado.

Por otro lado, sí que seguía pensando que NECESITO adelgazar. 
Había un chico guapísimo en la fiesta. A él y a su amigo los conocí el otro día en un bar y les invité a venir, así mis otras amigas también los conocerían y ampliaríamos nuestro círculo social un poco. Pues quedé con ellos, de camino al piso todo genial. Y es raro, porque yo tartamudeo y me pongo tonta cuando hablo con chicos guapos y estoy sola con ellos. Y eso, en el camino yo estaba sola con los dos y apenas los conocía, solo los había visto aquella noche y yo iba borracha, lo que conlleva que hablé mucho y ahí era sociable, pero anoche cuando los vi, obviamente no había bebido nada todavía. Pero no me puse nerviosa, había tema de conversación todo el rato y mira que tenía que hablar en francés. Me sorprendió que lo entendía todo. Ellos también eran muy agradables, hacían por incluirme en la conversación, me preguntaban cosas sobre mi vida en Francia y sobre mi día y bueno, creo que hablaban más despacio para que yo los entendiera.

Pues todo esto viene a que este chico es tan, tan, tan sumamente guapo y sabe tratar a las chicas como semejante Don Juan (te mira fijamente cuando hablas, te escucha... aunque también tiene su punto chulillo) que yo, claro, tuve que caer en sus redes. Y luego en la fiesta empezamos tonteando y hablando los dos pero luego empezaron a llegar chicas delgadas, monísimas, muy guapas... Y eso, básicamente, delgadas. Delgadas, delgadas, delgadas.

Yo era la gorda.
Odio ser la gorda.
Soy la gorda simpática.

Aparte de que eran las delgadas, no tengo nada que envidiar... Considero que en fiestas sé socializar bien con la gente, me gusta hablar con todo el mundo, hago bromas, canto, animo un poco el ambiente. Además, en cuanto al físico, no creo ser guapa pero cuando me maquillo, me quito mi acné y me hago mi super raya en el ojo rollo pin-up, tengo una cara bastante bonita y decente. Además tengo el pelo largo, largo, como siempre lo quise, y me hago ondulaciones con espuma de manera que queda super voluminoso.

PERO SOY GORDA.

Entonces, allí había otras chicas que tal vez no eran tan guapas, ni muy abiertas, ni hacían por moverse por la sala y hablar con todo el mundo... Pero eran delgadas. Y eso llamaba la atención de este amigo. Y veías como él y el resto de chicos iban por la fiesta hablando con ellas. 


Y yo era gorda.


En fin, no se trata solo de este chico ni de esta fiesta.
Esto me pasa siempre que salgo, que de repente me doy cuenta de lo gorda que soy y veo cómo todos los demás intentan ligar con las delgadas, porque claro, están más buenas... Y la gorda de mí se escuda en su complejo de inferioridad y se quiere ir a una esquina a llorar.

Y así es como una se amarga la vida.


Esta chica no está esquelética pero tiene un cuerpo precioso.
Además está feliz consigo misma.
A veces, estando gorda (pesando alrededor de 66 kg) he salido de fiesta con una actitud de reina de la noche, creyendo que yo lo valgo y que puedo hacer lo que quiera con mi vida y tener a quien quiera, y eso me ha hecho ver la vida y las cosas de otra manera. 
No me sentía delgada pero me daba igual.
Veía los chicos mirándome. Veía los bares y la diversión tal cual era: un rato para pasárselo bien y ser feliz. Ojalá fuera así siempre.



Sin embargo, no creo que pueda ser feliz hasta que no tenga unas piernas como estas. Pero comiendo como una cerdita, no lo voy a conseguir, está claro.



1 comentario:

  1. Tu puedes guapa! Intenta pensar en positivo porque tu puedes, todas podemos, pero si fuera fácil no tendría emoción (o eso es lo que yo quiero pensar). Gracias por comentar en mi blog. Qué decirte que hace 3 años llegé a pesar 78 kilos... y me dije que ya bastaba. No es fácil y esto me acompañará el resto de mi vida, pero te aseguro que se puede conseguir. Yo me lo repetía a diario, se convertió en costumbre "deja eso, ya sabes lo que toca, hay que ser fuerte, no te dejes vencer, de verdad tienes hambre? piénsalo. Si lo tienes adelante, pero los caprichos cada poco tiempo, así que hoy toca cuidarse!.

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